El corazón brincando volteretas: La sanadora transparencia de una poza

El corazón brincando volteretas. Antología conversada. Margarita Hernando de Larramendi

Por Pilar García García

Gracias a la antología conversada El corazón brincando volteretas de Margarita Hernando de Larramendi regreso diariamente a uno de los poemas donde su autora experimenta esa sensación de comunión extraordinaria con la naturaleza. Necesito releerlo, más aún hoy día en esta época de pandemia, donde la inquietud nos hunde no en las aguas transparentes y sanadoras de una poza, sino en un abismo social.

Son solo tres líneas con diecisiete palabras, pero su impacto se mantiene en mi mente formando ondas acuíferas que se expanden por todo mi cuerpo.

Yo no siento el frío del agua de la poza.

Yo soy la poza.

Y soy feliz.

Mi corazón también brinca una voltereta lanzándose a la poza para sentir el agua fría y reparadora que tanto añoro. Para ser feliz.

Por igual me acaba sucediendo con muchos poemas de Margarita. O me identifico en sus palabras, o me consuelan, o me hacen sonreír, o los releo varias veces, o los comparto con amigos, o los recupero pasados unos días para recobrar el equilibrio.  Me siento cómplice de algunos de sus sentimientos, íntimos, introspectivos, verdaderos y universales. Sus poemas son puros, se adentran en mí dejando una profunda huella porque abordan la comprensión humana de un modo sincero.

Su antología conversada con la que me anticipa en la lectura de sus poemas, es el  retrato de una escritora  culta y profunda. Es un placer, junto a ella, ir saboreando la vida, entre voltereta y voltereta.

Maneja la lengua con serenidad, con aplomo, con sensibilidad, con musicalidad y con valentía. Sus poemas son también ingeniería lingüística donde cada palabra tiene asignado un sitio especial en sí misma y con el resto de las palabras a las que acompaña.

Cuando la extensión del poema se reduce casi hasta el minimalismo presiento el cultivo enriquecedor en mi interior. Me siembra con el asombro, con el misterio, con el humor, con la añoranza del ser querido, con la libertad interior, con la emoción en estado puro, con la lucha y la reivindicación, con el valor de lo esencial, con el emprendimiento, con la belleza y la contemplación de lo cotidiano, con el aprendizaje continuo, con el silencio reflexivo, con la ética del cuidado.  Siempre y sobre todo con la Plenitud, por cierto, con la que titula mi poema preferido.

 

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El corazón brincando volteretas. Antología conversada: Ábrelo y compartámoslo

El corazón brincando volteretas. Antología conversada. Margarita Hernando de Larramendi

Por Jacobo Curbera

 

Pues no, este libro ya no me cogió tan desprevenido. Había leído el anterior poemario de Margarita: Las siete en Canarias. Entonces no era ni un simple “iniciado” en esta materia (que todavía no me atrevo a definir). Me animé a hojearlo por curiosidad y porque pensé que en quince minutos me lo ventilaba.

¡Ja!, pero no. A medida que iba leyendo y pasando rápido las páginas sin apenas contenido escrito me fui dando cuenta de que estaba leyendo unos pildorazos con mucho contenido y que valía la pena rumiarlos. Volví al principio y de manera mas sosegada me enfrenté a ellos. Entonces empecé a disfrutar.

Por ello, cuando cayó en mis manos El Corazón brincando volteretas ya estaba advertido y predispuesto una lectura activa pero pausada; si no, no vale la pena.

En lo primero que me fijé fue en la portada. Aparece una ocurrente foto de la autora vestida de Dante laureado y señalando misteriosamente con el dedo índice hacia el interior del libro. Al contrario que en el infierno dantesco parece decir: “Ábrelo y compartámoslo”.

Un dialogo de Margarita con Braulia (se nota que es gran amiga), colma la primera mitad de la obra. Y es cuando conocemos a la autora de manera íntima. Habla con intensidad y emoción de sus padres, de su marido, hijo, amigas a los que no solo ama, sino que valora intelectualmente. Quizás ellos cimentaron la base de una mujer serena, analítica y libre a la que ella añadió reflexión, formación y voluntad de saborear la vida.

Se dice que cuanto más se conoce al artista, mejor se interpreta su obra. Por ello, este dialogo es también una introducción a la poesía de Margarita y nos da luz para interpretar muchos de sus poemas, algunos en clave de recóndita interpretación. Es realmente esclarecedor y ayuda al “enganche” de la vasta peña de los “no iniciados”, que también tenemos derecho a gozar de esta poesía.

A mitad de libro y después de unas ilustraciones clásicas, cuña publicitaria de la obra anterior y unos elegantes bocetos de Irene Prada que acompañan unos poemas de la autora, entramos en la segunda mitad de este libro con su Antología Poética completa.

Son en general poemas breves, alguno algo más amplio. En su conjunto, inclasificables, hay de todo. La obra es como un “ungüento amarillo” literario de temática muy diversa: exaltación de lo clásico, poesía mística y moral, consejos prácticos para la vida cotidiana, pequeñas composiciones psicológicas, sobre la belleza de las pequeñas cosas, … y hasta píldoras de ánimo. Todo nos mueve a la reflexión cuando no a la meditación y confieso que, a veces, a la enmienda de ciertos hábitos y, donde procede, con un fino sentido de humor. Los de más miga se pueden interpretar de varias maneras o quizás cada cual a la suya propia.

Concluye el libro con varios artículos cortos, desenfadados y todos con moraleja. Demuestran que Margarita domina también la prosa. Estos se leen de corrido, a toda velocidad. Es como entrar en una autopista después de haber transitado por un camino de cabras, pero entiéndaseme, hablo solo de la velocidad, no del disfrute de la lectura.

Finalmente, para los que me hayan leído hasta aquí, por favor, lean este libro, no se lo pierdan!!

 

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El corazón brincando volteretas: un libro a nuestra imagen y semejanza

El corazón brincando volteretas. Antología conversada. Margarita Hernando de Larramendi

Por Inma Molina Mediavilla

El corazón brincando volteretas no es un libro. Es una navaja suiza. Esconde infinitas posibilidades de uso, como lo haría un remedio antiguo. Resulta que tiene la capacidad de acompañar al lector a lo largo de su trayectoria vital durante el tiempo que cada uno juzgue oportuno, o bien solo en los momentos puntuales que lo desee, y de dotarle de mil y una herramientas para hacer que la vida le resulte más fácil y venturosa.
El aspecto externo, no obstante, es de libro al uso, bien editado, atractivo y manejable. Además, curiosamente, su autora promete un orden, con un principio y un final: para empezar, una prolongada conversación entre dos amigas que se conocen bien y que trazan juntas la trayectoria biográfica y poética de Margarita. Después, una sucesión de poemas, respetando su orden de pertenencia a los distintos libros en que fueron publicados.
Pero ahí acaba el trampantojo. Enseguida irrumpe el lector haciendo el desorden inevitable, porque el libro se adapta a cada uno para que salte una y otra vez de la conversación al poemario, rescatando, de la primera, reflexiones y recuerdos, y del segundo poemas para ayudar a vivir y disfrutar de casi todo. Hay poemas que nos sorprenden con collejas para espabilarnos y obligarnos a salir del rincón donde lloriqueamos por cualquier tontería. Otros nos llevan de la mano con elegancia por el camino de la serenidad. También hay algunos tan prácticos que superan a cualquier manual de instrucciones para el uso de infernales máquinas y hasta encontramos poemas espejo, que parecen hechos solo para reflejar nuestra imagen. O quizá es que han sido concebidos de verdad así, a nuestra imagen y semejanza. Tal vez esto sea lo que ocurre con este libro, después de todo: que su autora lo haya escrito ajustado a la medida de cada lector, como un traje perfecto y arropador, de tal modo que, si comparáramos nuestros ejemplares, nos llevaríamos la sorpresa de comprobar que no habría dos iguales.

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